¿Decidimos influenciados por los demás?

Decidimos influenciados por los que a nuestro alrededor deciden. ¿Podemos cambiar dicho comportamiento?

En el congreso de los Estados Unidos se tomó la decisión de iniciar una guerra contra Irak después de informaciones completamente falsificadas de parte del ministro de defensa.

Mucho se ha estudiado si las decisiones individuales o en grupos son más arriesgadas.

Las conclusiones son claras, las personas individualmente son más precavidas, mientras que el grupo en conjunto toma iniciativas más riesgosas.

El macho alfa es el causante de tantas malas decisiones en su manada. Vemos como jóvenes hacen actividades que sus padres le han dicho miles de veces que no hagan, simplemente dejarse convencer.

Un ejército asesina sin piedad, solo porque el comandante le da órdenes. Personas defienden a políticos corruptos, solo porque el líder les hace creer que otros son peores.

Los grupos son parte esencial de la vida en comunidad. Si queremos ser miembros es posible que nos veamos obligados a seguir a sus líderes. La pregunta es: ¿Hasta dónde?

Si tomar decisiones en grupo nos lleva a mayores peligros deberíamos tomarlo en cuenta para ser más individualistas en dicho sentido.

Vemos como los jóvenes fuman por ser un comportamiento de grupo. Una decisión extremadamente peligrosa. Aunque tengo que decir que la tendencia de hoy es contraria… un joven fumador no es el considerado más adulto ni más macho, sino el menos sano y fuera de círculos de la tendencia moderna, la fitness. Aunque el invento del cigarrillo electrónico y la penetración de la hookah (también conocida como shisha o arguila) han venido a dar al traste con la sana tendencia que teníamos.

Algunos negociantes y seguidores ciegos de moda hacen que corderitos se crean los argumentos de no perjuicio de estos elementos que vemos hoy casi como sustitutos sanos del cigarrillo. Ignorando las demostraciones científicas que alertan al respecto.

Tomar decisiones grupales nos hace sentir no tan culpables. Por un lado el dicho que reza “mal de muchos consuelo de tontos” nos debería alertar. Pero preferimos cerrar los ojos y pensar que la culpa repartida pesa menos.

Pienso que si no tomaría una decisión de manera individual, tampoco la debo secundar de forma grupal, como explico por extenso en mi libro Migomismo II. Lo más importante es tener claros nuestros valores y principios; ser auténticos y seguir nuestra dirección. Decidamos por nosotros si no estamos de acuerdo. Salir del grupo es más sensato que luego decir: “Se los dije”.

 

 

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