Mejor que que una gran decisión son muchas pequeñas

Una gran decisión no es tan importante como muchas pequeñas decisiones.

Hace unos días me llamó un amigo para solicitar un consejo. Tenía la disyuntiva de seguir en un excelente empleo o aceptar una maravillosa oferta que le estaban haciendo.

Parecería una decisión grande en su joven y exitosa carrera, pero la realidad es que viéndolo en el largo plazo era solo una consecuencia de varias decisiones que había tomado. Cada paso había sido medido y ya está bien alto en una empresa de gran prestigio.

Veo como algunos quieren llegar a esos puestos y no toman pequeñas decisiones. Como capacitarse, por ejemplo. Este amigo no perdió ninguna oportunidad de estar en cursos. Lo tuve como participante sin ser para su nivel jerárquico, sino para sus colaboradores. Hasta volvía a tomar el mismo curso después de varios años. Muchas decisiones pequeñas construyen un gran camino.

Tengo una coachee (cliente de coaching) a la que sus hijos adolescentes le cuentan de sus errores y decisiones. Les gusta andar con ella. Y comparten otras tantas acciones que los adolescentes por lo regular repelen de los padres.

Cuando nuestros hijos son adolescentes queremos tomar esas grandes decisiones, “ahora voy a ganarme la confianza”. La realidad es que lo único que llevará ese sueño a realidad es una cantidad de pequeñas decisiones. Como la de escucharlos sin reaccionar, apoyarlos en sus errores, entenderlos poniéndonos en sus zapatos, etc.

La vida está llena de decisiones… los días, las horas y hasta los minutos. Pensamos en las decisiones que llevan a un gran cambio como las grandes. Queremos que nos lleguen grandes oportunidades… deseamos grandes cambios.

Todo lo anterior no se logra de la noche a la mañana, ni es en realidad una sola decisión la que nos llevará a lo que deseamos.

Lo primero es plantearnos lo que queremos. No es soñarlo, es soñarlo y despertar. Despertar no significa abandonar el sueño, sino dar pasos para que el sueño sea una realidad. No es dejarlo atrás, sino todo lo contrario… perseguirlo.

Una vez sabemos lo que queremos, es hora de hacer, por lo menos, lo que hicieron otros para alcanzarlo. No es pensar en no se puede, sino es preguntarnos, ¿cómo se puede? Cómo explico en mi libro Click: ¿Quién tiene el control de tu vida?

¿Se atreve a pensar en una gran decisión que tenga que tomar y plantearse un camino de pequeñas decisiones que lo lleven a ella?

POR: Diego A. Sosa

 

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