CÓMO HACERSE EXPERTO EN 10 000 HORAS

Hace unos días me sorprendió un video de un niño jugando yo-yo. Parecía una competencia. Sus habilidades eran como de otro mundo. Seguro que has visto más niños ejerciendo actividades con una destreza impresionante. ¿Cómo lo logran?

Existe un método llamado el método de las 10 000 horas de Erickson. Según experimentos hacen falta esa cantidad de intervalos en diez años para estar entre los mejores. Tenistas, jugadores de baloncesto, pianistas y otras tantas actividades.

Mil horas al año parecen mucho. Pero si vemos a los jóvenes que practican beisbol nos daremos cuenta que desde muy temprano se pasan varias horas al día en el campo. Cuatro horas cinco días a la semana serían suficientes.

Lamentablemente las conclusiones de los estudios demuestran que también hace falta potencial. No es solo tomar una guitarra y comenzar a sacarle sonidos, si nuestra inteligencia musical no está acorde, tampoco seremos de los mejores.

Otra noticia interesante, y esta es buena, es que no sirve de mucho repetir lo conocido. El cerebro necesita ser retado cada día. Una nueva pieza, crear algo diferente, ser auténtico y único. Las habilidades deben crecer, de lo contrario no se logra el resultado esperado.  

Digo que es una buena noticia porque saberlo es lo más importante. Una gran cantidad de personas practican siempre lo mismo, la perfección es evidente, pero el progreso no llega. No es ser perfecto, sino creativo.

Muchas veces nos veremos tentados u obligados a cambiar de entrenador o profesor. Los límites se alcanzan y es el momento de dar nuevos pasos.

Aunque no busquemos ser los mejores o que nuestros hijos lo sean, sí podemos aprender que el aprendizaje por repetición no nos hace mejores. Tampoco nos enseña a encontrar nuevos caminos. Es bueno saber que los cambios vendrán y que podemos afrontarlos.

En mi libro ¡Alcanza la cumbre! Muestro el camino al éxito. No con una fórmula mágica, sino con casos como este que planteo aquí. Enseñando la búsqueda de lo nuevo. Extendiendo las fronteras. Saliendo de la zona de confort. Pero tomando en cuenta que todo paso conlleva el riesgo de dejarnos fuera del equilibrio. Qué debemos mesurar el peligro y tomar las precauciones para aminorarlo.

Sin temer a caernos debemos levantar una pierna si queremos dar un paso adelante. ¿Te atreves a cambiar algún aprendizaje que consideres no te está dando el progreso que deseas?

Deja una respuesta