SI NO AHORRÓ, NO SOBRÓ

Uno de los comportamientos más arraigados en el tema de las finanzas personales es la idea de ahorrar de lo que sobra. Lamentablemente, el dinero que no se guarda es moneda que se desvanece sin uno saber en qué. Yo digo que considere el ahorro un gasto obligatorio y no le será difícil ponerlo aparte.
¿Ya salió con dinero en el bolsillo y dijo: Solo voy a gastar lo que llevo? La realidad es que si llevaba más, también lo gastaba; ¿y si hubiese llevado menos? Le aseguro que si sale con la misma determinación tampoco hubiese gastado más de lo que llevó.
El problema es que así también manejamos nuestro presupuesto familiar. Recibimos el salario o nos hacen un pago… comenzamos a gastar de acuerdo a lo que va quedando en la cuenta. ¿Se ha dado cuenta que los primeros días después de cobrar gastamos más?
Siempre digo que usamos el salario como la pasta dental: En los primeros días, el tubo parece vaciarse con tanta rapidez que pronto aparenta no quedar nada. Comenzamos a apretar desde abajo con tanta decisión de conseguir la última gota que nos sorprendemos cuánto rinde el poquito que quedaba. No es que llega Jesucristo y la multiplica, es que comenzamos a utilizar la cantidad realmente necesaria, sin desperdicios.
A través de publicidad nos han hipnotizado, nos muestran cómo hay que usar mucha pasta dental, la que va a caer casi siempre al lavamanos apenas comenzamos el cepillado. Cepillos repletos del producto se ven preciosos en la pantalla y sin darnos cuenta así lo hacemos en nuestro cuarto de aseo. La verdad la conocemos cuando el tubo está casi vacío, un poquito sobre el cepillo nos sirve para una gran limpieza bucal.
Lo mismo nos pasa con lo que tenemos en la cuenta. Hemos tomado el dogma de que una gran vida es gastar el dinero… fíjese, no es en qué lo gastamos, es gastarlo. Salir a comer, comprar chucherías, brindar, etc. Lo más importante es mostrar que hay abundancia, que no estamos en escasez. La verdad llega el día que se daña el vehículo, se enferma un hijo, o cualquier otro gasto que llega inadvertidamente. Como nos gastamos el dinero al recibirlo, no tenemos para lo que llamamos un imprevisto, que en realidad era totalmente previsible. El dinero que debió estar disponible le hubiese evitado tener que tomar prestado. O sea, la persona se comió, bebió, jugó, brindó, etc., la medicina del hijo.
Al siguiente mes tendremos que sacar parte de lo recibido para pagar los intereses del “imprevisto”. ¿Tiene capacidad de sacar parte de su dinero para pagar esos intereses? Claro que sí. ¿Ve que su capacidad de ahorro estaba? Lo único que prefirió gastar sin pensar, antes que prever conscientemente.
¿De dónde sale el dinero de pagar la cuota del préstamo? De los desperdicios; de esos que tenemos si somos indisciplinados, de los que pensamos que aumentan nuestra calidad de vida, de los que no nos damos cuenta… de los que en realidad nos quitan la posibilidad de aumentar nuestra calidad de vida cuando nos evitan pagar intereses por utilizar el dinero de otros, ya sea para resolver un problema o para hacer un buen negocio.
Como explico en mi libro Arco Iris Financiero, hoy hay mucha facilidad para quitar el dinero se su vista desde que entra. Haga una transferencia automática programada a una cuenta que usted no tenga tan a la vista.

FRASE DE LA SEMANA
“El dinero sobra cuándo lo ponemos fuera de nuestro alcance”
Diego A. Sosa
Conferencista, Consultor, Coach y Escritor

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