La adicción al trabajo aparentaría ser hasta una necesidad en el sistema que nos están obligando a vivir. ¿Es verdad o sano?
Una cosa es ser adicto al trabajo y otra es ser trabajo–dependiente. En la primera versión están los que creen que el trabajo no puede vivir sin ellos, mientras que en la segunda se encuentran los que creen que no pueden vivir sin el trabajo. No es fácil diferenciarlo, entenderlo y mucho menos aceptarlo.
Cuando creemos que el trabajo no puede vivir sin nosotros, por lo regular, somos dueños de un negocio o empresa (bueno, la realidad es que el negocio o empresa es dueño de nosotros) y en el resto de los casos tenemos una importante posición que hace que seamos parte del corazón del día a día. Este tipo de dolencia no se quita con una terapia.
Por eso le voy a sugerir varios pasos para resolver la adicción al trabajo:
- Primero: Reconocer que pertenecemos al día a día de la empresa y que hemos logrado hacer un sistema de trabajo que lleva a la empresa a morir si no estamos (o por lo menos, eso creemos).
- Segundo paso: Conseguir que la empresa deje de ser dueña de nuestras acciones fuera del horario de trabajo… hay que crear un nuevo proceso que permita a la operación seguir si no estamos.
- .. ahora ya podrá comenzar a disfrutar de horas de ocio y vacaciones.
Por otro lado, tenemos los que no podemos vivir sin el trabajo. Esto no es real esa adicción al trabajo, es una simple protección que buscamos y nos hacemos pasar por adictos porque es la mejor excusa para ser comprendidos:
- Algunos tenemos miedo de que si no estamos en la empresa más tiempo del necesario, un día pueden pensar que no somos necesarios.
- Otros pensamos que si no damos cada día más, la empresa no llegará a ser lo que soñamos, y si ya es lo que soñamos, entonces comenzamos a soñar más alto.
- Otros somos obligados hoy en día a estar dentro de la empresa por horas interminables…
- Existimos también los que creemos que sin ese trabajo moriremos de hambre. Y le aseguro que si piensa así, posiblemente será así. La mala noticia es que ya las empresas no tienen corazón, no son emocionales sino racionales… Sólo tienen una hoja donde apuntan ingresos y egresos, y eso es suficiente para evaluar si necesitan o prescinden de nuestros servicios.
FRASE DE LA SEMANA
“Ser dependiente del trabajo no hace al trabajo dependiente de mí”.
Diego Sosa
Escritor, Coach y Conferencista dominicano