Carpe Diem, frase latina que podría considerarse una filosofía de vida. Cuando Horacio la escribió el contexto completo fue: “Utiliza tu día, no sabes qué puede pasar mañana”. En español podría equivaler a: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, o cualquiera de las tantas formas de ver el presente.
Lo que no me gusta es que muchos han tomado esta filosofía de vida y la han llevado a lo financiero de una manera que hace irresponsable el actuar de miras al futuro. “No dejar para mañana lo que puedes hacer hoy con el dinero que no te has ganado” no lo llamaría una filosofía financiera muy acertada. Vivir el futuro por adelantado cuesta… sólo piense en los intereses que debe pagar más adelante.
Pensar que nos podemos morir mañana y que, por lo tanto, hay que vivir el día de hoy no es malo, lo contraproducente es adelantar el futuro teniendo que pagar luego por haberlo adelantado. Lo peor es que entraremos en un juego muy peligroso. Al determinar vivir siempre el futuro adelantado, cuando llega el futuro tendremos que adelantar el futuro de ese futuro… la solución visible es volver a empeñar nuestro futuro.
¿Cuánto tiempo adelantamos el futuro?
Eso depende del plazo del préstamo. Pero es casi seguro que comenzaremos a pagar intereses al mes siguiente… un período demasiado corto para pensar que estamos sacando alguna ventaja real.
Hagamos un ejercicio sencillo: Compramos algo que cuesta 100 (pensemos en %) con un préstamo a pagar en 1 año. Si los intereses son 20% terminamos pagando quizá 15 más (por el abono a capital) por el bien o servicio que no quisimos esperar para adquirir. Esos quince tienen que salir de algún lugar; sí, de mi poder adquisitivo del futuro. Por ende, he reducido mi poder de consumo y ahorro, cada día podré adquirir menos con los mismos ingresos.
No le pido que no haga la adquisición, sólo le sugiero que se programe. Casi ningún préstamo de consumo es tan urgente que no pueda esperar. Abra una cuenta de ahorros y deposite en ella un monto asignado cada vez que tenga ingresos. La solución es hacerlo de manera automática, ya sea con débito a cuenta o con algún producto financiero de los que le retiran automáticamente de su cuenta. El truco es hacerlo de manera automática del dinero que entra, nunca del que sobra.
El método lo explico por extenso en mi libro Arco Iris Financiero y donde ofrezco muchas soluciones financieras.
Pensar en la improbabilidad de que el mañana no llegue es una irresponsabilidad doble: Primero, no lo construyo; Segundo, pienso en dejarles problemas a mis sucesores. Estoy casi seguro de que el próximo mes estaré vivo, y prefiero que así sea… y hasta ahora nunca me he equivocado. ¿Por cuál motivo debería empeñar parte de mi ingreso del mes siguiente? Prefiero vivirlo cuando llegue, así conseguiré disfrutarlo mejor, con más poder adquisitivo y hasta lograré ahorrar para un futuro que apuesto llegará… ¿y sabe qué?, si pierdo la apuesta no me importará.
Si en los tiempos del imperio romano Horacio le decía a la gente que utilizara su día no creo que le motivara a tomar prestado para vivir el siguiente por adelantado, mucho menos con las consecuencias reductivas que tiene esa práctica. Yo traduciría más literalmente la frase y diría que mi filosofía de vida es: Sacarle provecho a mi día mientras construyo mi mañana.
FRASE DE LA SEMANA
“Mi hoy era el futuro de mi ayer; de haberlo empeñado tuviera menos para disfrutarlo”
Consultor, Coach, Conferencista y Escritor