Conversar con uno mismo puede ser muy beneficioso.
–Hace unos días me descubrí hablando solo –me dijo un amigo hace unos días. Esperaba que le diera un veredicto sicológico de su situación. Al final de la conversación me confesó que hasta pensaba tendría que ir a un psiquiatra.
Hay diferentes formas de conversar con ese ser adorado que llevamos dentro. Algunos lo hacen en voz alta, otros a lo interno y unos cuantos utilizan ambas opciones. Quizá esos que se escuchan necesitan un tono más externo… pero no deja de ser lo mismo.
Lo más importante en todo esto es lo que hablamos. No quiero referirme a conversaciones entretenidas o discusiones sin resultados, sino a las que son importantes para nuestro futuro.
Muchas personas buscan consejos, otros dan consejos a los demás. Pero al momento de darse consejos a ellos mismos no lo hacen de la forma más asertiva, en la que se separan de su situación y la ven de forma neutral… desde fuera.
Conversar con ese extraño que llamo Migomismo es una de las mejores conversaciones que podemos tener. El mejor consejero es quién más nos conoce, a ese que no le podemos mentir ni tenemos forma de ocultarle datos, los que siempre son relevantes. Es aquel que sabe cómo sentimos… el único en realidad que se puede meter dentro de nuestra piel.
Hablar con uno mismo es muy recomendable para poder lograr lo que queremos tomando en cuenta cómo nos sentimos y sabiendo cómo reaccionaremos.
Planificar el futuro junto a ese externo puede llevarnos a encontrar al interno que queremos ser. Llegar al éxito dependerá mucho de esas conversaciones periódicas que llevemos con ese ser extraordinario que nos acompaña sin poner condiciones.
Conocernos desde dentro y conversarlo desde fuera nos ayuda a encontrar el camino cierto.
Ya sé: “No hay tiempo para hablar con Migomismo, la vida es muy ajetreada… ¿en qué tiempo lo puedo hacer?” –me dirán.
Quizá en tiempo que tenemos para nosotros, como es el del tránsito. En vez de estar peleando con los demás puedo tomarme el tiempo para reflexionar. O puedo imaginarme hacerlo en vez de estar leyendo mensajes (muchas veces repetidos) de los famosos grupos. O reducir el tiempo que le dedicamos a ser sociales en las redes. Más tips sobre dónde conseguir tiempo los encuentra en mi libro: ¿No tienes tiempo?
¿Se atreve a sacar hoy un tiempo para conversar con su Migomismo y plantearse algunos objetivos de éxito?