Mucha gente me hace esta pregunta; la respuesta no puede ser automática. La decisión dependerá de varios factores. Dos personas pueden manejar sus finanzas muy dispares, pero el éxito lo lograrán cuando estén unidos en el concepto que utilizarán. ¿Cuál?
La educación financiera y los dogmas de vida con relación al dinero suelen ser diferentes en cada hogar… los objetivos son, en principio, los mismos. Queremos crear un capital que nos permita tener calidad de vida, traspasarle calidad de vida a nuestros sucesores y asegurarnos una vejez digna… si es holgada mucho mejor.
A continuación, enumero las posibilidades para llevar las finanzas en la familia:
Cuentas Separadas: Esta modalidad es sugerida cuando uno de los dos tiene hábitos de gastos muy diferentes del otro. Si uno de los dos es gastador o comprador compulsivo, es mejor que maneje su propio dinero y que el otro pueda mantener el equilibrio financiero. El problema es que esa situación no puede seguir por siempre, si las ganancias del que gasta mucho son importantes, se termina dañando la relación familiar y se afecta el amor y la continuidad del matrimonio. Si los dos gastan mucho, también sugiero tener cuentas separadas. Siempre digo: “Cuando las deudas entran por la puerta, el amor sale por la ventana.”
Cuentas Mancomunadas: Le sugiero esta aplicación a las parejas que tienen metas comunes, a los que quieren lograr una salud financiera, a los que tienen dogmas parecidos o estén conscientes de que deben tenerlos. Muchas veces el que más gana gasta más, pero si está decidido a que las cosas cambien, lo ideal es dejar el manejo de las finanzas en las manos del más controlado.
La mujer siempre fue la administradora de los recursos del hogar. El hombre salía a cazar y le entregaba la presa; ella alimentaba a la familia y guardaba lo necesario para que nunca faltara la comida… Hasta que aparecieron las tarjetas de crédito y los hombres, para demostrar su “hombría”, le cambiaron su función, de administradoras las convirtieron en gastadoras. Ya el padre las quiere hacer independientes enseñándoles a gastar y preparándolas para un hombre que las pueda mantener a puros gustos. La mujer verdaderamente preparada es la que sabe administrar recursos. El hombre por naturaleza es malgastador, un macho nunca piensa que mañana no podrá cazar, esa es su función principal. En cambio, la mujer siempre pensaba que su hombre podía no regresar.
La mujer después que se casa necesita una cuenta escondida de su marido, y la razón es que ella piensa que puede un día quedarse sin nada, o necesitarlo para una medicina o los estudios de un hijo… una emergencia. Con la cuenta escondida está tranquila y pierde un poco el miedo a quedar desprovista si su marido “no regresa de la cacería”.
Si la mujer domina las finanzas de la casa, siempre estará tranquila y en el hogar no faltará comida. Si el hombre sabe de finanzas, conseguirá invertir bien el capital que su mejor mitad logra con el ahorro constante de desperdicios.
En mi libro Arco Iris Financiero explico que lo ideal es llegar al punto que nuestro FQ (Cociente de Inteligencia Financiera) nos permita tener una sola cuenta para construir el hogar que siempre hemos soñado.
Consultor, Coach, Conferencista y Escritor