Podemos querer que los días tengan más tiempo, también pensar que dos días sean uno (así tenemos 48 horas) pero no haremos más. El truco es lograr más en menos tiempo.
La mujer fue por varios millones de años una organizadora y administradora por excelencia… llevó el hogar sin fallos y gerenció los recursos que el hombre traía a la casa.
Primer paso: La sociedad evolucionó y la forma de obtener recursos ya no es exclusiva de los hombres. El cuerpo y las habilidades físicas no son indispensables. Ahora existen trabajos donde entra en juego la inteligencia y las mujeres los realizan en igualdad. O sea, la mujer salió de la cueva, pasó de ser recolectora y encargada de la crianza a ser también proveedora. ¿Y el hombre qué?
Digo todo esto para concienciar que lo primero a lograr en la sociedad es compartir las tareas de la casa entre las dos cabezas. Ya salir a buscar el pan es cuestión de dos, entonces la crianza y el hogar también tienen que serlo.
Segundo paso: Los humanos debemos olvidarnos del manejo del tiempo. Los métodos tradicionales no han resultado; ahora es el momento de manejar las tareas. Hacer varias cosas al mismo tiempo no ayuda a hacerlas más rápido, sólo terminamos dejando cosas por mitad y terminando las tareas cuando son urgentes.
Haga sistemáticamente todo, de principio a fin y sin errores. Sólo así no le interrumpirán para pedirle cosas que no ha terminado ni tendrá que corregir las que salgan mal por tratar de abarcar demasiado.
¿Se ha dado cuenta que el día antes de salir de vacaciones es el más productivo? Es que no le dedicamos tiempo a personas que pretenden quedarse con él. ¿Se atreve a trabajar como si mañana se fuera de vacaciones? Le aseguro que conseguirá más tiempo para lo que sí quiere hacer.
Tercer paso: Deje de decir “tengo que…”. Cámbielo por “quiero…”. Acompañar a los hijos, ayudarlos con sus tareas, visitar a alguien, ir al gimnasio… Disfrutar cada tarea es parte del camino que se llama felicidad.
Hay muchas cosas que se pueden hacer, pero es una actitud mental la que nos ayuda a no tomar el estrés y vivir en equilibrio. Debería también hablar de otras tantas variables, como nuestra actitud al dinero y el valor de las cosas. Saber el precio de todo no es conocer su valor. En fin, es una mezcla de herramientas para ser eficientes y actitud mental para saber cuáles son nuestros límites.
TODO MI MÉTODO EN MI LIBRO: ¿No tienes tiempo?