Una amiga me comentó que su hijo de once años no quería llevar a un campamento su ropa de cama con dibujos del Ratón Miguelito. Me di cuenta que nos es difícil entender lo que piensa el otro género. Saber lo que representa en un grupo de futuros hombres una ropa de cama que aparenta ser de niños, es algo comprensible para un padre. Una madre no sabe lo que es estar en esa parvada de jóvenes hambrientos de presas para aplicar sus burlas.
Leyendo algunas novelas escritas por mujeres, me doy cuenta de lo diferente que pensamos. Les pregunto a mis amigas qué entienden de esas escrituras y veo lo disímil que pensamos. Por ejemplo, las historias de vampiros y lobos de Stephenie Meyer. En su primera entrega leí como una joven se enamora de un vampiro, que la autora no duda en llamar hermoso en cada párrafo que la protagonista pensaba. Está todo visto desde el punto de vista de la joven, y diría que tengo que aprender mucho para entender esa forma de pensar.
En conclusión. No haber vivido como niño, o como niña, nos hace difícil entender lo que acontece con los demás en esas edades. Lo que pasa por la mente de los semejantes, y lo travieso o sensible que podemos ser unos y otros. La vida no es fácil a esa edad… Pero: ¿Comprendemos más tarde al otro género?
Bueno, la realidad es que en la mayoría de los casos no.
Los hombres tenemos los hemisferios de los cerebros casi separados, mientras que las mujeres los tienen muy interconectados. Eso debido a las diferentes hormonas que poseemos y a la programación que traemos de millones de años. Por eso accionamos de manera diferente y esto es lo que quiero que entendamos. Algunas cosas las podemos mejorar, pero con otras tendremos que vivir.
¿Ya abrió el refrigerador y no encontró la leche porque estaba en otro tramo? Entonces casi seguro que usted es hombre o la excepción entre las mujeres. Nosotros salíamos a cazar y desarrollamos una vista de túnel. Nos es difícil reconocer lo que está a nuestro lado, sólo podemos ver con destreza los movimientos. Las mujeres tienen una vista panorámica, reconocen todo lo que pasa a su alrededor. Desarrollaron gran parte de su historia en la cueva, donde sucedía todo en todos lados.
¿Usted baja el radio cuando suena su teléfono móvil? Entonces es hombre o la excepción de la regla. Nosotros no estamos programados para hacer dos cosas al mismo tiempo. La mujer escucha la música, habla por el teléfono, guía y se pinta… todo al mismo tiempo. Si un hombre está escribiendo o mirando televisión, lo mejor será que no le pregunte en ese momento, si es que requiere una respuesta. Primero obtenga su atención, de lo contrario sólo tendrá un “anjá” que no vale por un “sí”, mucho menos por un “entendí”. Los hombres tenemos un cerebro secuencial, mientras que las mujeres son multifunción. Pero como les digo siempre, no abusen de esa función sobrenatural. Ustedes pueden hacer algunas cosas en conjunto… no todo lo que se les presente. Dejar cosas por mitad para iniciar otras no las hace más eficientes.
¿Usted le indica a alguien que gire a la derecha y señala a la izquierda? Quizá sea una mujer. Los hombres salíamos a cazar y desarrollamos un gran sentido de la orientación. Mientras que las mujeres eran recolectoras y salían en grupos. Por lo general las mujeres no tienen problemas para preguntar por una dirección, mientras los hombres preferimos pasar horas buscando antes de pedir ayuda. No se preocupe, si es hombre le tengo una buena noticia, a partir de ahora su masculinidad no se verá afectada si decide pararse y preguntar… En la edad moderna esto se vale, aunque en la antigüedad era sinónimo de fracaso de género.
¿Usted necesita comentarle los problemas a alguien? Casi seguro que es mujer. Los hombres preferimos tragárnoslos y tratar de resolverlos sin ayuda. Sólo le preguntamos a alguien que es un especialista reconocido. Las damas están acostumbradas a compartir sus problemas, no necesariamente buscando soluciones, sino a alguien que las escuche. Si usted es hombre, no le dé soluciones inmediatamente a la mujer que le cuente un problema, sólo escúchela y si ella le pide ayuda, entonces désela. Recuerde, ella quiere comunicarse, ella fue programada en un mundo junto a las demás. El hombre salía a cazar y no hablaba, sólo cazaba. Por eso vamos a pescar y durante horas no tenemos que abrir la boca, no importa cuántos hombres haya a nuestro alrededor.
Tratar de comprender al otro género es un arte, intentemos saber que somos diferentes y seguro que conseguiremos más de nuestra afiliación.
Estos temas están ampliados en mis libros:
¡Alcanza la Cumbre! y
¿No tienes tiempo?
Hasta la próxima entrega–.
Buena nota, tal vez faltaría alguna referencia a la maternidad, que condiconó mucho a cómo se desarrollaron los sentidos y sensibilidad de las mujeres de una manera muy distinta a los hombres.