Si fuera por lo que se ha filosofado al respecto, nadie quedaría en el piso cuando tiene un tropiezo. Sin embargo, podemos ver cómo mucha gente tarda en levantarse después de una caída, mientras otros se ocupan de cavar un hueco en el que pasarán el resto de sus vidas y otros simplemente se sacuden el polvo y siguen su trayecto.
En mi escalada al Pico Duarte, en la Rep. Dominicana, pude notar que hay diferentes caídas y diferentes actitudes ante estas. Al hacer un símil con la vida real, me pude dar cuenta de lo que nos pasa a los humanos en las diferentes situaciones.
Cuando iba subiendo tropecé en algunas ocasiones, pero el ímpetu no me dejaba quedarme lamentando el traspié, miraba al frente y con mucho ánimo y decisión seguía mi camino a la cima, olvidando rápidamente la piedra que me había hecho tropezar. En esas horas de regocijo que me ofreció la naturaleza, pude darme cuenta que las personas en el diario vivir actuamos de la misma forma, un traspié cuando estamos subiendo en nuestra carrera profesional, casi no duele, nos hace fuertes y nos motiva a conseguir el objetivo. Puede ser un revés en un deporte o en una conquista, pero por lo regular lamemos nuestras heridas y seguimos adelante con más fuerza.
En un momento casi me caigo en una bajada que me presento el ascenso. Y la vida es así, encontramos descensos cuando vamos subiendo, pero tampoco representan un gran obstáculo, la emoción de llegar a la meta era más poderosa que cualquier contratiempo que me pudiera llevar al piso.
Una vez alcanzada la cima, comenzó el descenso. En esta etapa conocería el piso con muchos detalles. Es que caemos más cuando estamos bajando que cuando ascendemos, por muchas razones. El caso es que en esas caídas el ánimo no subía, sino que me desmotivaba, tenía que ser fuerte para volver a pararme y mantener la cabeza en alto. Mi mente se ocupaba más de la caída que había pasado, que del camino que tenía por recorrer… es que para mí la meta estaba ya alcanzada y esto era simplemente el camino de regreso. Pero la ironía de la vida es que la cima no es la meta, sino el camino lo es. El objetivo no podía ser llegar arriba, sino hacer todo el camino.
En la vida vamos recorriendo un camino y cada caída nos representa algo, pude aprender que subiendo las caídas son fáciles de tratar y se olvidan con rapidez, porque tenemos un objetivo en mente. Mientras que cuando estamos en un momento de descenso, nuestra mente no tiene un propósito bien definido y eso nos hace quedarnos más tiempo en el piso y nos motiva a acomodarnos en lo más profundo del hueco que cavamos o que nos han cavado.
En medio de la lluvia que nos atrapó descendiendo y después de varias caídas, me tracé una nueva meta, que era terminar el viaje en el punto cero. Sí, es que mi mente había terminado el viaje al coronar el Caribe, cuando alcancé los 3,087 metros de altitud. Sin embargo, el disfrute no había terminado, la bajada no era un castigo, sino parte del paseo. Las condiciones no eran ideales, pero la naturaleza me brindaba tanto, pero yo no podía ver el bosque por la cantidad de árboles que me lo ocultaban.
La vida no se termina cuando perdemos un empleo o cuando alguien nos quita algo; cuando un amor se separa o cuando alguien nos pone una piedra en el camino. Tendremos descensos que nos llevarán al valle, para poder iniciar la próxima escalada, o para enseñarnos que la vida en la planicie puede ser mejor que en las alturas. La vida no para cuando caemos, ni es mejor si nos quedamos lamentándonos, la vida sigue, y seremos parte de ella.
En mi libro ¡Alcanza la Cumbre! Cuento completa mi experiencia de ese ascenso maravilloso, que no terminó en lo más alto, sino que aún continúa.
Cada día tropezaremos, pero un propósito de vida nos hará levantar rápidamente y nos invitará a convertir en experiencia el traspié, no importa que estemos subiendo o creamos que estamos bajando… una meta que nos guíe nos enseñará que siempre ascendemos en esta bella vida que hemos decidido vivir con intensidad.
Nos vemos en la próxima entrega.
© Ing. Diego A. Sosa. Escritor, Conferencista, Consultor, Coach y Facilitador de Empresas y Profesionales. Owner Mercurio Entrenamiento y Consultorías S. A.
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FRASE DE LA SEMANA
“No te preocupes ante una dificultad; mejor ocúpate de ella”.
Diego Sosa
Escritor, Consultor, Coach y Conferencista dominicano