En muchas ocasiones nos desmotivamos en medio del trayecto. Hemos salido en busca de un objetivo y aún no llegamos. Muchas veces creemos que no hemos avanzado nada.
Ya sabemos que un deseo no es un objetivo, mucho menos una meta. En gran parte de los casos, nos ocurre que deseamos algo, pero sólo lo queremos. Muchos dicen que querer es poder, aunque para mí, no es suficiente. Sin un plan, sin comenzar a ejecutarlo y sin creer en su realización, para mí no es posible llegar. En otros casos, somos perfeccionistas, nunca estamos conformes con lo que hemos logrado, queremos más y mejor. Y en ocasiones, nos desmotivamos por el hecho de no saber ni donde estamos.
Si tenemos un deseo, armemos el plan para lograrlo. Ya estará en la categoría de objetivo, y al ejecutar el plan, pasa a la categoría de meta. Ya estamos caminando, o sea, llegamos al lugar donde inicia este artículo… en la mitad del camino.
Nos sentamos, miramos adelante: “Uff, nos falta demasiado”. El perfeccionista no está contento, el que arrancó sin plan está desmotivado y el que tiene el plan está dudando… El paso a dar lo describiré con una frase de mi libro “¡Alcanza la Cumbre!”:
“Cuando caminas y miras lo que falta, te puedes desmotivar; observa lo que has logrado y sabrás de lo que eres capaz.”
Es como el tiempo, mientras más breve parece, es porque más hemos logrado. Ver la meta a lo lejos, o sentir que debimos tenerla más cerca, nos lleva a pensar que no seremos capaces de conseguir lo que nos planteamos. Cuando subí al Pico Duarte, en cada subida me concentraba, un paso tras otro quitaba metros entre la meta y mi cuerpo, pero muchas veces sentía que no avanzaba, la subida era interminable y el oxígeno parecía no querer llegar a mis pulmones. Mi mente perdía el objetivo de su visión y mis fuerzas me abandonaban. Hasta que, por casualidad y observación, descubrí un truco: miré hacia atrás y vi lo alto que estaba, me di cuenta que en pocos minutos había logrado un gran ascenso… ¡Qué alegría! No era verdad que no avanzaba, no era cierto que no llegaría, estaba convencido de que era capaz de seguir el camino y de que me faltaba mucho menos que al inicio.
En mi vida no me gustaba mirar para atrás (quizás ya lo conocen de mi libro “¿Forastero yo?”), pensaba que el pasado era un camino recorrido y que eso era sólo pasado (sacando los buenos recuerdos, esos sí me encanta revivirlos). Sin embargo, en momentos de desmotivación, revivir el pasado y usarlo como aditivo, es una buena forma de saber que somos capaces de lograr cosas.
FRASE DE LA SEMANA
“No siempre uno sabe si llegará, pero tiene la obligación de estar convencido de que el objetivo será alcanzado.”
Diego A. Sosa
De “¡Alcanza la Cumbre!”