Un día me tropecé con este interesante término (del inglés knowmad) creado por John Moravek. Se refiere a los trabajadores que son innovadores, imaginativos, creativos y algunas características más.
Recuerdo una frase que escuché hace buen tiempo que me causó mucho repudio: “Aprender a desaprender lo aprendido”. Había entrado a trabajar en una empresa y lo que traía de experiencia me lo querían quitar ya que había que aprender cosas nuevas.
Por un lado, me pareció absurdo que lo que traía no debía ser usado solo porque debía aprender cosas nuevas. De la misma forma, me preguntaba si me habían contratado por lo que sabía o por lo que iba a aprender… me imagino que por las dos cosas.
Ser nómada y desaprender lo aprendido no es lo mismo. La creatividad está basada en un proceso, que se monta en lo que ya hay, aprovechando lo que es utilizable y descubriendo lo que es mejorable.
Por ejemplo: Estamos en un momento de suma importancia para la industria automovilística. Los fabricantes tradicionales se ven enfrentados a normas medioambientales que no pueden cumplir si quieren que las personas estén felices con la potencia de sus autos. Una paradoja porque los que compran quieren autos potentes, pero ambiente limpio.
Sus manipulaciones tecnológicas les han llevado a un repudio general y a que se esté pensando en la prohibición de vehículos accionados con combustibles tradicionales. Algunos países ya programaron y en menos de 15 años piensan no tener vehículos que emitan polución.
Llegó el momento del auto eléctrico o de algún otro tipo de combustible que no genere residuos dañinos. ¿Es tiempo de idearse algo completamente diferente a lo que hoy tenemos? Quizá, pero la verdad es que todos intentan subirse en el mismo auto y cambiarle la forma de hacerlo mover.
Es un gran cambio de una pequeña parte. Y una idea que data de inicios del siglo pasado, donde se fabricaron automóviles movidos con electricidad. Lo único que paró su evolución fue la conveniencia comercial.
La evolución de conocimiento debe darse tomando en cuenta las experiencias. El humano es especialista en cambiar, y cada vez lo logra con menos tiempo y cambios más trascendentales.
Dejar atrás algunos conceptos y filosofías es natural, solo que antes estábamos obligados, hoy nos quieren obligar. Además, un viejo de antes tenía 30 años, estaba mentalmente interesado en cambiar. Ahora es un niño. Los que nos enfrentamos a aprender ya pasamos de cincuenta.
¿Se atreve a buscar nuevos conocimientos para solucionar el próximo problema que encuentre?