En tiempos en que las empresas están focalizadas en las ganancias a futuro sin mirar mucho lo que los llevó a estar donde están, se pierden muchos empleos. Los consultores son verdugos empresariales y recomiendan cortar la cabeza a todo el que imaginen pueda contribuir a bajar los beneficios futuros.
Como el personal de más tiempo en la empresa, por lo general, cuesta más, es el primero en ser analizado. Una reducción en la nómina muestra resultados inmediatos. El gran problema viene más tarde, cuando se nota la falta de ese recurso, pero es como las deudas estatales, será trabajo para otro gobierno, en nuestro caso otra empresa de consultoría. Cualquier reestructuración o ambición de crecimiento desde los tiempos de la “reingeniería” ha costado el trabajo de millones de personas. En pocos casos se mantienen esos nuevos sistemas más allá de 18 meses.
Los recursos con más tiempo en la empresa no les será fácil recolocarse, suelen ser costosos y al competir con personal más joven llevan las de perder. Terminan diciendo que trabajarían por menos dinero, pero la realidad es que estarían tomando un trabajo provisionalmente. Pocos trabajan a gusto por la mitad de lo que ganaban… la calidad de vida debe bajar y las cosas se comienzan a complicar.
Hoy debemos estar preparados mentalmente para un despido. Es fácil decirlo, no tanto así vivir el momento. Prepararse mentalmente es saber que puede suceder y que en el momento que suceda debemos dar pasos para rehacer nuestro camino. Todo conllevará ajustes y modificación de mentalidad. Nuestra zona de confort se achica y tenemos dos opciones, o salimos de ella o tratamos de asfixiarnos lo más lentamente posible mientras se reduce.
A mis coachees con los que trabajamos este momento tan especial les hago entender que: Quedarse en la zona de confort es escribir un nuevo libro en su vida con un título robado: Crónica de una muerte anunciada. Claro, muerte en sentido figurado; deben tomar acciones para crear su nuevo presente; deben tener planes concretos.
La mayoría de las personas recibe una liquidación y desperdicia tiempo y dinero en lo que se ubica. Algunos no lo toman como un fondo de emergencias, otros lo apuestan en algún negocio que no conocen, unos lo prestan a alguien que no se lo devolverá, muchos gastan una parte pensando que muy pronto tendrán otro trabajo (que no salen a buscar).
El factor monetario es preponderante: La calidad de vida se consigue en gran parte con dinero; la tranquilidad mental de no tener trabajo tiene mucho que ver con los ingresos; buscar con equilibrio un nuevo empleo dependerá directamente de nuestras reservas, etc.
Me ha tocado ser coach de cientos de personas en esta situación y uno de los factores que más he tenido que trabajar es la inteligencia emocional. Muchos no dominan el momento presente porque se quedan atascados en el pasado. Buscan la culpa en alguien más y no logran salir de lo que ya no es. Lo importante es hacerse cargo del futuro, dejando de ser víctima y convirtiéndose en protagonista de su porvenir. No es que seamos culpables del despido, es que veamos adelante y no atrás.
AVISO: Le recuerdo que la primera colección de mis columnas de esta Revista Estilos está ya en las librerías: 51 Recetas Financieras para una mejor calidad de vida. Para coleccionar, leer y regalar.
FRASE DE LA SEMANA
“El pasado no es tan importante si me hago cargo de mi futuro.”
Diego A. Sosa
Coach, Consultor, Conferencista y Escritor