ADICCIÓN A LAS DEUDAS


Dicen que la felicidad no tiene precio… pero algunos sienten que la pueden comprar, y en cierta forma tienen razón. Es que ellos reciben felicidad cuando en su cerebro se activa el centro de las recompensas. La hormona de la felicidad se libera y el flujo sanguíneo se encarga de llevarla a todo el cuerpo.
Sentir felicidad no es tan difícil como parece. Estamos condicionados para que esa emoción nos invada y sabemos buscarla. Los encargados de hacer ricos a las grandes empresas (los mercadólogos) han estudiado también el comportamiento humano y saben que muchas cosas que hacemos mueven muestro cerebro a darnos la sensación de felicidad.
Con los estudios modernos ya sabemos que podemos engañar a los sentidos para que se liberen endorfinas (la hormona de la felicidad) y sintamos esa hermosa sensación.
En los modernos escáneres de cerebro se midieron las reacciones de personas que reaccionaban positivamente al chocolate liberando hormonas de felicidad. Luego ingirieron sin saberlo chocolate placebo, o sea, chocolate que no era realmente a base de cacao. La reacción sorprendió… fue exactamente la misma que al chocolate normal.
Por un lado se descubrió que el chocolate no es realmente productor de alegría. El estudio profundizó en las razones de la sensación producida y la conclusión es que desde pequeños relacionamos el chocolate con un premio. Nuestro centro de las recompensas se activa y libera endorfinas… la felicidad llega a nuestro sistema.
Los vendedores hacemos que el cliente sienta una recompensa cuando adquiere nuestros productos o servicios. La idea es activar el centro de las recompensas del cliente. En mi nuevo audiolibro “Ventas Emocionales” llevo a los vendedores a que influyan en el centro de las recompensas y consigan aumentar sus ventas para lograr sus propios sueños con las ganancias extra que obtienen. ¿Lo ve? Estoy moviendo la parte emocional de posibles compradores de mi audiolibro. Intento hacerlos comprar como lo hacen los que nos ofrecen sus servicios o productos.
Cuando nuestro centro de las recompensas se acostumbra a activarse con compras requerirá cada vez incentivos mayores para lograr poner en movimiento las hormonas de la felicidad. Nos hacemos adictos a las hormonas mencionadas y sin ellas sentimos que no podemos vivir en equilibrio. ¿La decisión? Comprar cada vez más. Así llega la adicción a las compras y cuando compramos con el dinero de otros se convierte en adicción a las deudas. La adrenalina corre por nuestro cuerpo cuando llega el momento de pagar y no sabemos cómo lograremos quedar bien. Estaremos activos y conseguiremos una sensación especial.
Si la adicción es intensa ha llegado el momento de tratarse con un profesional. Si es leve la costumbre de sentirse activo cuando las deudas están presente y sentirse mal por la tranquilidad de no tener cobradores persiguiéndonos, es el momento de comenzar a tomar el toro por los cuernos.
Hagamos un levantamiento de nuestra real situación. La lista debe tener el monto de la deuda, el interés anual pagado, el monto mensual a erogar y la fecha de término del pago.
Las deudas con interés más alto se pagan primero, luego las que les queda más tiempo. Si tiene una buena imagen crediticia puede buscar un préstamo para consolidar sus deudas. En mi canal de YouTube puede ver mi video “5 pasos para salir de las deudas”.

FRASE DE LA SEMANA

“Darme cuenta de que tengo un problema es un gran primer paso para resolverlo.”
Diego A. Sosa
Escritor, Conferencista, Consultor y Coach

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