En los cursos de retórica es muy común que algún participante me diga: “Enséñeme a decir las cosas sin que hagan daño”. Muchos tienen miedo de que sus palabras se malinterpreten o sean citadas fuera de contexto. Existen diversas variantes para que esto suceda.
Una que no nos debe ocupar: Lo que los otros piensan. Claro está que con buenas técnicas podremos persuadir a más personas. Sin embargo, siempre habrán algunos que se obstinarán en encontrar una palabra, una frase o una idea que no les guste y los ofenda. Esas personas son especialistas y no sólo será lo que usted diga y cómo lo diga, sino que también lo que los demás digan y hagan estará mal. Algunos son perfeccionistas y sólo lo de ellos está bien, otros son extremistas y ni lo de ellos está bien. O sea, ese es un factor externo fuera de nuestro manejo. Haremos lo mejor y ellos que sufran su propia vida.
Otra variable es la interpretación por nuestro tono: En mis seminarios hago que las personas digan una frase y los grabo al decirla. Por ejemplo: “De qué callada manera se me adentra usted sonriendo”. Al hacer el análisis, podemos ver cómo unos hacen énfasis en una palabra y otros en otra. Podemos hasta ver las variaciones de la voz en un analizador de espectro. La realidad es que para algunos lo importante es; que esté llegando; para otros callado; otros entonan en la palabra adentra; y así por demás. Pero nos vamos más lejos. La palabra sonriendo, por ejemplo, unos la entonan con alegría, otros con ironía. O sea, la misma frase nos puede decir mucho más de lo que la persona piensa, que la simple frase en sí.
Y la última variable que trataré, lo que uno piensa: Es que nuestro tono nos traiciona. Decir la palabra “sonriendo” con un tono irónico nos demuestra cómo la mente no puede esconder lo que quiere decir, no importa como estructuremos nuestra frase. No seré extenso en este punto, él es del curso de Comunicación Asertiva, hoy hablo de retórica.
Entonces: ¿Cómo logro que mi frase sea creíble y no se malinterprete? Necesitamos tener técnicas que nos lleven a decir lo que queremos expresar. (Prefiero poder decir lo que pienso, pero no siempre es posible). Nuestra entonación tiene que ser en la palabra correcta, la que queremos subrayar, la que deseamos quede en la mente de las personas. Una simple frase como la que mencioné anteriormente puede variar su mensaje final de muchas maneras, le recomiendo que se grabe diciéndola y la diga de diferentes formas, hasta que usted mismo pueda notar la diferencia. Intente dejar un mensaje subliminal con su frase, entonando una sólo palabra del grupo. Dele una entonación diferente a la palabra y trate de cambiar el mensaje con ese recurso.
Recomiendo el programa de computadora Audacity, es de distribución gratuita. Usted podrá ver la vibración de su voz y se dará cuenta cómo inconscientemente su voz se marca.
Hasta la próxima entrega.