Extrovertido o introvertido: Somos personajes diferentes en el teatro de la vida. En ocasiones podemos aplicar un papel y en otras ser como somos.
–¿Que usted es introvertido? –me replicó una joven en una charla cuando expresé cómo soy.
Siempre la gente se sorprende: Al verme actuar en escenarios o al no tenerle miedo a interactuar con cualquier persona, los demás piensan que soy extrovertido.
Hay confusiones evidentes en cuanto al tema de los introvertidos y los extrovertidos. Hasta se ha puesto de moda ser extrovertido. Queremos que los hijos lo sean, pensamos que tienen una gran ventaja al serlo.
Mismo la timidez está mal vista por muchas personas. Pensamos que no es bueno serlo y buscamos que nos vean como alguien que no tiene esta característica.
El extrovertido es el alma de las fiestas, le gusta estar entre personas, prefiere un lugar con mucha gente que una habitación tranquila sin nadie a su alrededor. Y aquí vemos algunos comportamientos interesantes.
Una habitación sin más personas no es igual a soledad. El extrovertido sí puede sentir eso. Aquel que adora la tranquilidad no. ¿Está mal sentirme bien en la compañía de “migomismo”? Pienso que no, al igual que no lo tiene querer estar siempre acompañado.
Cada comportamiento tiene sus ventajas y desventajas. Lo que no es productivo es sentir fobia social o exceso de timidez. Así como tampoco sentirnos encerrados y deprimidos cuando no tenemos personas a nuestro alrededor.
Ambos debemos lograr lo mejor de nosotros: Los extrovertidos pueden aprender a no sentir soledad cuando están solos; los introvertidos a no sentirse mal cuando están con otros.
Mi caso: Ver cómo me trato con las personas y darse cuenta de que no tengo ningún susto de subirme a un escenario y presentarme ante miles de personas no me hace extrovertido… es simplemente mi trabajo.
Lo que quiero que quede aquí es que una cosa es el personaje que representamos y otra el que somos; como explico y enseño por extenso en mis libros Migomismo I y II. En cada ocasión representamos un yo. Al trabajar y elegir un trabajo, no podemos ser incongruentes y tratar de llevar nuestro yo personal a ese personaje. Necesitamos crear el yo que va con el personaje elegido.
Un vendedor tímido no logrará su potencial. En su casa puede estar solo y en grupos sociales esconderse… ¿Y en su personaje que le hace ganar dinero? Nunca.
¿Se atreve a analizarse y jugar los roles de acuerdo a lo que eligió?
Por: Diego Sosa