Resistirme o evitar: ¿Qué me conviene más?

Evitar una situación que me puede llevar a lo que no quiero o debo hacer puede resultar muy ventajoso. Algunos prefieren resistir: ¿Cuál te conviene en lo personal?

Tengo un amigo que está dejando de fumar. Para mí fue interesante ver cómo se resiste a la tentación. Anda con una caja de cigarrillos y cuando le pregunté por qué, me dijo que es mejor para él. Tenerla a la mano le fortalece la resistencia.

Yo soy de los que prefiero ponerme lejos de lo que puede causarme tentación. Es una posición diferente, lo que no sé si es buena para todos.

Una de las principales cosas en la vida es entender que cada cual tiene su método que le acomoda. No sé si al hombre de la cajetilla le funcionará por mucho tiempo, pero definitivamente está convencido que estar huyendo de los lugares donde hay tentación no le resulta.

Oscar Wilde nos dejó una frase que nos enseña algo muy interesante. En su novela “El pescador y su alma” nos dejó dicho: “Me resisto a todo menos a la tentación”.

La caja de cigarrillos es la tentación: ¿Nos podemos resistir por siempre? No exponernos a ella no nos hace más fuertes, solo nos aleja del peligro. Doblar las rodillas podrá ser una cuestión de tiempo… de llegar al momento que encontremos la próxima tentación.

Hay situaciones que no podremos evitar por siempre: ¿Qué haremos al momento de encontrarnos de frente con una? Si mi amigo usa mi método, el de andar evitando las tentaciones, se encontrará con frecuencia ante ellas. Es que mucha gente fuma, muchas circunstancias le recordarán momentos en que por lo general fumaba. Quizá una velada con amigos le inspire y algún compañero deje una cajetilla encima de la mesa, ¿podrá resistirse?

Considero que el sistema de fortalecer nuestra resistencia a la tentación es más peligrosa, pero a largo plazo mucho más efectiva… si llegamos a él.

Quizá una combinación de ambos puede ayudarnos. Claro que dependerá a lo que debemos resistirnos. En ocasiones será obligatorio, como una comida cargada de colesterol para una persona con problemas cardíacos.

Estoy seguro que comenzaré a practicar ese método. En mi próxima dieta me expondré a los deliciosos postres que tanto me gustan. Debo fortalecer mi fuerza de voluntad para no tener que arrodillarme desde que el primer dulce me pique un ojo… y espero que al segundo tampoco. ¿Se atreve a hacer un ejercicio con alguna situación que hasta hoy no ha podido controlar?

Más en mi libro: Migomismo – Su inteligencia emocional interna

Deja una respuesta