INTEGRIDAD ES PARA ÍNTEGROS

A menudo escucho a los adultos decir que en los colegios ya no se enseña moral y cívica. ¿Nos está faltando? La pregunta que siempre me hago es si en la casa la estamos ejecutando. Sí, ejecutando, recuerdo que Einstein decía que pregonar con el ejemplo no es la mejor manera… es la única.

Una pregunta: ¿qué es para nosotros amoral? Hay muchas cosas que se deberían comprender como no morales, pero la gente las hace y por eso nos vamos inmunizando.

Un día en una ciudad al sur de mi isla parado en un semáforo en rojo, cerca de las 8 PM, una camioneta me pasó por el lado y cruzó sin importarle el color de la luz. Los niños que iban detrás comenzaron a burlarse de mí por estar parado en un semáforo, me decían palabras que no repetiré aquí, pero que podrían interpretarse como “tonto”, en un vocabulario adecuado. Ese señor mayor que conducía: ¿le estaba enseñando moral y cívica a los niños?

Los colegios deben dedicarse a la enseñanza intelectual, y en la casa podemos dar los mejores ejemplos con nuestras acciones. Decir: “por menos de un millón de dólares no me ensucio las manos”, es lo mismo que decir: “soy un corrupto que no ha tenido la oportunidad de demostrarlo”. Decía B. Franklin: “El dinero no corrompe, desenmascara”.

Ser el más “astuto” puede llevar a violar reglas de convivencia, naturales o impuestas. Querer ser primero “a toda costa” nos lleva a faltar a la moral y a la ética. Cuando descubro una persona que hace trampas en un deporte, no hago ningún tipo de negocio con ella, porque a la corta o a la larga me engañará a mí también. He jugado golf con personas que pretenden engañarse a ellos mismos: ¿debo creer que en un negocio no me querrán engañar a mí?

Uno de los principales problemas que nuestra sociedad está viviendo es la competencia confundida con la competitividad. Desde pequeños estamos compitiendo y haciendo cosas por una recompensa. Muchas veces nos dan premios que no merecemos. Otras nos dan consolaciones que no existían, pero por patalear la recibimos. En ocasiones lo importante no es ser el mejor, sino ser el favorito del que otorga los premios. Recibir sin merecer nos hace egoístas y desconsiderados. Dar a quien no merece, enseña una moral retorcida. Competir siempre contra los demás, nos desune. En fin, la competencia desmedida no crea comunidades, crea individuos… individuos que muchas veces son capaces de muchas cosas indebidas para lograr sus objetivos.

La moral es intangible, podemos imaginar y leer qué es moral, pero la realidad es que no nacemos con un programa que nos haga “morales”. El humano tuvo que matar por millones de años para poder mantener la especie, eso no era amoral, pero ahora sí. La moral es sentido común y es lo que puede hacer progresar por un buen camino a una persona, una familia, una comunidad, un país y hasta un planeta.

FRASE DE LA SEMANA
“Ser ético se aprende en la casa y se aplica en la calle; sin el buen ejemplo será difícil crear comunidades de bien.”
Diego A. Sosa
Conferencista, Coach, Consultor y Escritor

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