No fue fácil… Miedo por mi pantorrilla, mi riñón derecho y mi condición física me hacían pensar mucho. Miré afuera y el día estaba lluvioso, la temperatura en 15 grados Celsius. Mi peso aumentó por la falta de movimiento y poca disciplina para comer, así que tengo siete kilos más en la mochila (unas quince libras). Ya hasta me estaba engañando, no me parecía que la balanza fuera tan certera en su juzgamiento. Pero sabía que los pantalones y las camisas no me iban a mentir. Muchas cosas me decían que mejor me quedara y lo dejara para otro momento.
Pero algo estaba a mi favor… mi determinación. Mis zapatillas volverían a dejar sus huellas sobre el asfalto alemán. Mi cuerpo tenía la oportunidad de mejorar su condición. Lo que parecía una fría temperatura para un caribeño es un clima perfecto para no derretirme al salir a la calle. Mi ropa no me ahogará más… Cuántas razones para salir a la calle.
Sonreí al señor del espejo, tomé la ropa adecuada y puse mi primer tiempo y mis primeros cinco kilómetros. Nada mal para tanto tiempo fuera de las pistas… pero horrible para lo acostumbrado. Lo mejor, podré mejorar n veces ese tiempo y la cantidad de kilómetros, porque pretendo mejorar mi condición paulatinamente y le sacaré por lo menos un kilo por semana a la mochila. ¿Por qué no más? No tengo apuro… ¿Quizá no me ame tanto como digo! Quién sabe, puedo hacer una dieta CLM y perder esos siete kilos en un par de semanas. Ya sé, quiere saber lo que es CLM… Comer La Mitad. Sí, es simple, me sirvo menos, no paso hambre, como de todo o lo que quiera, pero menos. No creo que logre ni necesite comer la mitad, pero ¾ creo que sí lo lograré. Sin el mayor de los esfuerzos.
¿Y usted, se ama tanto como dice? Mi hotel ha estado sometido a un mantenimiento obligatorio. Ahora le daré el preventivo. Me parece que se lo merece porque quiero vivir en él toda mi vida… es más, estoy convencido que será así. Pero quiero vivir lo mejor que pueda, y para eso tengo que estar todo el tiempo dándole un buen mantenimiento.
Lo mejor de mi carrera de hoy fue que pude sentir nuevamente ese aire que me inspira a correr, no el que se aspira por la nariz, el que sale del corazón. Me gusta correr porque aprendí a disfrutarlo, no porque desde siempre fue así. Realmente lo consideraba aburrido y tedioso. Hoy siento que estoy libre nuevamente, puedo correr y eso es una felicidad. No es la meta, no es estar en forma, no es verme mejor… es sentirme bien, y eso lo hago con cada paso… el camino es la meta.
EL TEMA DE LA ATENCIÓN AL CUERPO ESTÁ AMPLIADO EN MIS LIBROS:
– ¡Alcanza la Cumbre!
– Mi Binomio
– Tú Eres la Estrella
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