Siempre recibimos deseos para el año que le toque entrar en vigencia el primero de enero, también nos ponemos metas para la nueva fecha. La retrospectiva del año que se retira el 31 de diciembre nos brinda un alivio y las esperanzas se vuelven a poner a flor de piel.
En realidad: ¿Cambia algo con la llegada de un nuevo año? ¿Es cierto o es mental el cambio?
Por mi parte creo que el calendario, el solsticio de invierno y todo lo que puede traer cambios no influyen en nada en la vida que llevamos y lo que nos espera por vivir. Los cambios los producimos nosotros, o dejamos que otros los produzcan en nuestras vidas. Es una simple actitud mental.
No me parece correcto que esperemos que las cosas cambien y no hagamos nada para que ellas sean diferentes. Dicen que el destino está hecho, pero nosotros somos que lo caminamos. Yo pienso que el destino lo hacemos al tomar cada decisión, y peor, lo mal–construimos al no tomar las decisiones.
El próximo año será bueno o será malo, pero en gran parte dependerá de cómo nosotros nos preparemos y de las decisiones que tomemos. Debemos caminar por el buen sendero, el que nos lleve al lugar que queremos alcanzar. Pocos nos empujarán para que logremos los buenos objetivos, pero muchos nos pondrán obstáculos para que no alcancemos nuestras metas.
¿Ya pensó en por lo menos cinco cosas que quiere lograr en este nuevo año? ¿Hizo su plan para llegar a ellas? ¿Les puso fecha de inicio y de final? ¿Tiene una ruta? ¿Cree que las puede alcanzar? ¿Se visualizó disfrutando del logro?
Si no lo ha hecho, le aseguro que posiblemente el 31 de diciembre del próximo año estará pensando que no logró nada, que tuvo mala suerte, que la vida le fue adversa, que otros tienen suerte… que el próximo año será mejor. Así que se quedará mirando la rueda de la fortuna desde afuera, seguirá subido en la rueda del hámster, dando vueltas y sin salir de ella, y peor, sin llegar a ningún lugar, mucho menos al que usted quisiera estar.
No es tarde, en realidad nunca lo es… tome un papel y anote las cosas que quiere lograr; hágale un plan a cada una de ellas; asígnele tiempo de su vida (pocas cosas llegan sin esfuerzo); mírelas desde afuera y sepa si es capaz de lograrla (creer es poder); disfrute del logro; luego mire el camino y disfrútelo también (la felicidad es un trayecto, no una meta… no piense que es un sacrificio el camino).
Siempre digo que “la vida es muy larga para pasarla mal… y demasiado corta para desperdiciarla”. Manos a la obra, vamos a disfrutar este año, quizás no sea el mejor, pero es el que nos regalarán el día primero de enero.
El calendario cambia, pero si nosotros no estamos contentos con lo que tenemos, sólo cambiará la fecha, pero nuestra vida seguirá igual… Nuevo año ¿Y?
Nos vemos la próxima semana
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